domingo, 6 de agosto de 2017

Historias del gas en Málaga (25) SIGLO XX


Historias del gas en Málaga (25) SIGLO XX


Marchar con la familia al campo.

Buenos días, amigos gasistas.
Os voy a dar noticia de una costumbre muy arraigada y extendida en la sociedad malagueña allá por los años treinta del pasado siglo veinte. Como lo he titulado arriba, las familias acomodadas y , en general, todas aquellas que no vivían a la cuarta pregunta, o sea las medio pudientes, veraneaban ¡¡en el campo!! Por aquellos años nada de playeo.
Que no eran una, ni dos, ni cuatro, las familias que, en llegando Junio, dejaban sus viviendas cerradas y marchaban a pasar en el campo la temporada estival se acredita porque hasta nuestra Compañía del Gas dictó una orden de servicio regulando y haciéndose eco de esta singularidad malagueña.
Os transcribo una orden de servicio del 4 de Julio de 1.935 a tales efectos.
NOTA DE SERVICIO
ABONADOS
Los abonados que durante los meses de verano soliciten la baja por marchar con su familia al campo no deberán ser considerados como tales definitivamente sino con carácter provisional.-
A este efecto se procederá a cerrar el grifo del ramal por fuera sin retirar contador ni instalación.-
Se harán en las fichas de los grupos correspondientes las anotaciones necesarias para que durante este período de tiempo no se facturen a dichos abonados alquileres por ningún concepto.-
Terminada la temporada de verano, aquellos abonados que no hubieran solicitado nuevamente fluido, serán objeto de una visita al efecto y si de ésta se obtiene resultado negativo, entonces se procederá a efectuar la baja definitiva.-
Málaga 4 de Julio de 1.935
Firmado El Director, Francisco Barboteu


Esta norma se mantuvo hasta que se jubiló la Srta. Luisa Sevilla Farruggia, responsable de facturación y defensora de esta medida que nos causaba cierto engorro administrativo. A finales de los años sesenta se suprimió.
En realidad las viviendas quedaban vacías, pero no desprotegidas. En toda la zona residencial del Limonar, las casas de los señoritos tenían en el jardín una modesta vivienda que ocupaban los porteros, quienes permanecían en Málaga como guardianes de las mismas.
Bien pudiéramos decir que una parte de la sociedad malagueña de aquellos años era pueblerina y roñica. Otras iban arrastradas por el “Qué dirán”. Algo parecido a la moda actual de hacer algún crucero, en invierno claro, que se ve lo mismo y son más económicos, y luego cuentan las señoras cacatúas en la terraza de la cafetería Lepanto: “Qué capitán más cortés y simpático, ¡hasta nos invitó a cenar a su mesa!”
No, si aquello de “Homo sum et nihil humani alieni a me puto” es tan viejo que hasta se escribió en los latines.
Cuando sólo nos separaba de la playa la línea del ferrocarril de Vélez Málaga, aquellos señoritos pensaban en el trigo, la siega y las noches oliendo a paja al borde de las eras. Bucólica sociedad malagueña de los años 30.
Saludos amigos.




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